El gran potencial terapéutico del cannabis
Cristina Sánchez lleva más de diez años investigando sobre el potencial terapéutico que tiene el cannabis. Sin embargo, esta bióloga de la Universidad Complutense y miembro del Observatorio Español del Cannabis Medicinal, se ha topado con un muro: las reticencias del colectivo médico y la incoherencia de los políticos. Sánchez participará este fin de semana en Irún (Gipuzkoa), en Expogrow, una de las grandes citas del calendario de la cultura cannábica, donde expondrá cómo se traslada la información que se genera en los laboratorios sobre el potencial terapéutico del cannabis hasta la experimentación clínica y la necesidad de dar el salto a la investigación clínica, es decir, con humanos.
¿El cannabis tiene potencial terapéutico?
Desde luego. Tiene un gran potencial. Nosotros trabajamos en cáncer y lo que hemos comprobado es que determinados compuestos de la planta producen efectos antitumorales. Es importante decir que no hemos ensayado con humanos, pero sí lo hemos hecho con animales y hemos visto que funciona. Nosotros estábamos trabajando en el estudio del efecto de los cannabinoides de la marihuana sobre el metabolismo energético de las células y optamos por utilizar células tumorales porque crecen sin control. Al empezar a hacer los ensayos estas células se morían. Estos compuestos mataban las células tumorales. Es una especie de suicidio programado de las células cancerosas. Ahora hay dos ensayos con humanos en marcha: uno en Reino Unido y otro en Israel.
De momento, En España los pacientes oncológicos se pueden beneficiar del cannabis para otras cosas.
Funciona muy bien como paliativo, para combatir los efectos secundarios de la quimioterapia, como las náuseas y los vómitos. Funciona también bastante bien como estimulante del apetito, lo que ayuda en los pacientes que tiene que pasar por algunas terapias que deterioran su calidad de vida. Los cannabinoides también tienen efecto analgésico, son ansiolíticos, ayudan a dormir…..Es decir que los pacientes oncológicos se pueden beneficiar del cannabis para combatir los efectos secundarios de sus tratamientos, pero no podemos decir que sea antitumoral porque no se ha demostrado con humanos.
Escuchándole parece injusta la mala fama que tiene el cannabis.
En su momento, la marihuana integró listas de sustancias que no tenían ningún beneficio terapéutico y, en cambio, sí un gran potencial adictivo. Así, se dejó de investigar con ella y desapareció del ámbito médico.
¿Qué se está haciendo en otros países?
En investigación preclínica, junto antes de experimentar en humanos, España está a la cabeza mundial. Sin embargo, en el salto a la clínica estamos muy por detrás. Y también estamos rezagados en el acceso que tienen los pacientes al cannabis como medicamento. En Estados Unidos, la mitad del país ya lo tiene regulado; en Sudamérica cada vez hay más países que regulan el uso terapéutico del cannabis….En España estamos esperando a que alguien decida regularlo. Pero los políticos ni siquiera lo tienen en su programa. Y es algo urgente. El mundo está lleno de ejemplos, lo único que hay que hacer es ver lo que funciona e incorporarlo en España. La idea es transmitir a todos los agentes implicados de que los pacientes ya están consumiendo cannabis con objetivos terapéuticos y eso hay que regularlo porque los productos a los que acceden no están controlados, no sabemos de qué calidad son.
En estos momentos, esos enfermos están haciendo uso de una droga ilegal.
Así es. Con el agravante de que están consumiendo cannabis personas que no están bien físicamente y es especialmente delicado que los productos que consumen no sean de calidad.
Los psiquiatras inciden en lo perjudicial que resulta el consumo de cannabis en los menores y en los enfermos con alguna patología psiquiátrica.
Se trata de dos colectivos con los que hay que tener mucho cuidado porque los cannabinoides afectan al desarrollo del sistema nervioso central. Dicho esto, hay un colectivo que usa cannabis y que está abriendo la legalización al cannabis en muchos países que son las familias niños que sufren epilepsia refractaria (que no responde a tratamientos convencionales). Hay resultados muy positivos.
¿Cuál es el principal problema al que se enfrenta el uso terapéutico del cannabis en España: las reticencias médicas o la escasa coherencia de los políticos?
Las dos cosas. Las reticencias médicas se deben en parte al desconocimiento. El colectivo médico sabe muy poco de cannabinoides y, por lo tanto, no se sienten capaces de ofrecer esta alternativa. No solo porque no está regulada, sino también porque no la conocen. El otro problema es político y económico. Hay multinacionales farmacéuticas detrás del negocio del cannabis y está es una planta que puede crecer en el jardín particular, es decir, de la que uno puede hacerse sus propios aceites. Y hay intereses encontradas con las grandes empresas farmacéuticas que ven como les pueden quitar el mercado. Una de las grandes empresas que está diseñando productos cannábicos para pacientes acaba de hacer una donación enorme a una campaña antilegalización de la marihuana.
Y en medio, los clubes sociales de consumo de cannabis que navegan en un limbo legal y al que también pueden recurrir los pacientes.
Viven en una línea gris donde dar un paso hacia delante les puede causar problemas legales. El consumo está regulado para este tipo de asociaciones en sus locales. Pero transportar la sustancia a sus casas no es legal. Si un paciente tiene que recurrir a una asociación de este tipo tiene que hacer el uso dentro de la asociación, no puede llevárselo a su casa porque corre el riesgo de que por el camino le pillen con una sustancia ilegal.
Fuente: El Diario Norte